Parafraseando a mi admirado Gabo, me atrevo a enviar una crónica alternativa a la del otro cronista del reino.
El sábado despertó con un manto de lluvia cayendo sobre la ciudad cuyos devastadores efectos fueron retirados a tiempo por las brigadas de limpieza de voluntarios que, cual areneros del coso taurino, prepararon el terreno para la lidia que se avecinaba.
Fallaron esta vez los victorinos, tal vez amedrentados por la incómoda presencia del líquido elemento, pues no debe de ser ese el terreno más propicio para su juego técnico. Ahora, eso sí, estuvimos unos cuantos mihuras aunque más bien mansos, al no haber picador que sacase lo mejor de nosotros mismos.
Hubo sorpresas como la reaparición del tránsfuga Juancar que, aunque algo bajo de forma, tuvo un estelar y memorable emparejamiento con su alter ego Johnny. Hacía tiempo que no escuchaba “palos” en plural cada vez que le hacían una falta.
Estuvimos 9 jugones, haciendo dos equipos de 4 con recambio de hombre de refresco. Aunque hubo partidos igualados, la selección natural o, quien sabe si la casualidad, hizo que, al cabo del rato, se juntaran tres torres trillizas en un equipo (Raulovich, Nacho Grande y el exNoqueado) que hicieron valer sus centímetros.
Eso sí, la estrella de la noche fue Raulovich que brilló en todas las distancias y posiciones: tiros de 3, entradas imparables, sky-hooks... vamos, todo un festival. Hubo al final una tímida recuperación de los hombres pequeños, pero está visto que jugar con Messi, Iniesta y Pedrito sólo vale para el jurgol.
Fernandisco dichararecho reportero